viernes, 1 de enero de 2016

Reflexiones de un viajero: Introducción



Estoy convencido que las carreteras pueden llegar a ser gran reflejo de lo que es un país, tal vez por ello las carreteras de CAPUFE se encuentran en tan mal estado, tal vez tengan la necesidad de expresar y solidarizarse con la situación del país, o tal vez alguien ha dejado de hacer su trabajo… Las carreteras nos muestran no sólo caminos acobijados por la pachamama sino también la necesidad, la desesperación y lo peor del ser humano.

El siguiente diario no pretende ser un acto egocentrista en el cual presumo cómo viajé con mi familia por más de 15 ciudades del país, 5 estados, 8 hoteles y una que otra perdida. El siguiente diario nace de mi necesidad de compartir lo vivido, sentido y temido por mi viaje.

Todo empezó el 19 de diciembre del 2015… Momento, no fue así. Todo empezó cuando nos invitaron a unos xv’s en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Normal, ¿no? Pues hubiese sido normal si no fuera por mis padres, unos señores que promedian los 49.5 años de edad, llevan 20 años de casados y tienen un espíritu “aventurero” – en realidad a mi madre le gusta viajar, pero la aventura no-. Todo inició como una idea de descansar y salir del estado (Jalisco) después de un par de años sin hacerlo – la última vez fue en la final del Ascenso Mx cuando la UDG enfrentó a Necaxa en Aguascalientes- pero de una manera algo alocada, es decir, terminar recorriendo más de 4000 km en carretera.
A mucha gente le gusta viajar en carretera porque… No sé, están locos – como mis padres- o les gusta la “aventura”. Pero para un joven de 19 años de edad que se marea fácilmente en carretera, es de vejiga chillona y se estresa con gran facilidad, esto termina siendo una pesadilla.
Los días pasaban y mi negativa no serviría de nada, a final de cuentas vivo con mis padres y no podía quedarme 2 semanas solo, sin dinero y posiblemente sin vehículo. Es por ello que me fui haciendo la idea de vivir unas vacaciones de pesadilla – o eso creía-.


Había llegado el día, partiríamos a Guanajuato. Tenía que subir maletas, chamarras, cobijas, mi almohada de changuito y las frituras que mi hermano había comprado para calmar el hambre en el trayecto. Ya había dejado un día antes a mi perro en la pensión canina, algo que me dolió un tanto, pero trataría de calmar ese dolor con tres libros que me acabaría antes de llegar a mi destino. 


Para ver más fotografías del viaje pueden hacerlo en mi cuenta de Instagram: Pizzeto11. Y para cualquier duda, comentario o sugerencia en mi correo: damian.carmona04@gmail.com



Continuará…

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