jueves, 8 de septiembre de 2016

#RenunciaYa

¿2 años? ¡Ni un día más!

Que se vaya Peña Nieto, ¡y que se vayan todos!

Las instituciones han perdido credibilidad, cercanía y representatividad.
Los mexicanos se ven ya lejanos a la política, por decepción o porque “hay que chingarle para llevar el pan a la mesa”.
Un sector de la población extraña a Calderón, otros no entienden qué hay que extrañar.
Las luchas sociales se dan desde abajo… Entre los de abajo.
Enrique Peña Nieto ha enojado, ha hecho reír al país, pero también lo ha hecho unirse un tanto. Tal es el punto que muchos piden su renuncia, y otros más se cuestionan: “sí, pero y luego, ¿qué?”. Luego habría un precedente, la sociedad de cierta manera quedaría empoderada, pero he ahí un problema pues no es ahí donde debiera terminar esto. Justo el momento por el que pasamos nos obliga a repensar nuestra democracia, nuestra formar de incidencia y nuestra cercanía ante este tipo de problemas. El momento que pasamos es excepcional para que con una renuncia se mandara una alerta a la clase política y una señal para la sociedad, pero la señal para la sociedad es más peligrosa ya que no conviene recordar cuál es la fuerza detrás de una sociedad unida (al menos para los de arriba) El mensaje a la sociedad sería transgeneracional y haría justicia a los que ya no están, el mensaje sería claro, contundente y nos obligaría a repensar nuestra manera de relacionarnos, el mensaje es uno: dejar de lado nuestras diferencias y construir con base en nuestro comunes.


El error no está en creer que la renuncia de Peña Nieto es la solución, el error está en ver la renuncia de Peña Nieto como una derrota de él y no de lo que representa. El error está en no verlo en un triunfo hacia la democratización de los medios,  de los pueblos que reclaman el cuidado de sus tierras, de aquellos que bajo el olvido viven, de las otras las que representan la resistencia frente a los otros, los dominantes.
El error no está en creer que la renuncia de Peña Nieto es la solución, el error está en haber entregado nuestros sueños por temor.