miércoles, 21 de junio de 2017

Sobre tuxpan, el futuro, con ellxs


Eran las 12:30 y éramos recibidos por un túnel donde a través de un mural se podía ver un poco de Tuxpan y su historia rodeada por sus dos paredes, mismas que nos despedirían dentro de algunas horas.

¿Qué nos llevaba ahí? No sé. Tal vez era la desesperanza, la desesperación, el incansable sentimiento de que este país se nos está yendo de las manos, un algo tanto extraño, una mezcla de todos aquellos dolores que de una u otra manera nos generaría la empatía, o interés en el mensaje que los pueblos originarios trataban de lanzar al colocar una vocera que, en teoría, contendrá por la Presidencia de República a través de una candidatura independiente. Sería tiempo de volver a ver a Marichuy (a algunos nos tocó verla en la visita del CNI a Guadalajara, en Casa Iteso Clavigero), de escucharle en calidad de vocera, de compartir con quienes viajamos para encontrarnos y para poder soñar en construir con quienes llevan ya años construyendo.



El evento transcurrió con algunos problemas, retrasando actividades y generando en mi persona un sentimiento algo extraño. Habíamos no más de 80 personas, la mayoría foráneos, los locales ausentes, el machismo presente en la "poesía" de las juventudes comunistas que llamaban a aquellos "putas fascitas" y les mandaban líricamente a chingar a su madre...

Platicando con amigos me percaté de que mi sentimiento era algo compartido. Y es que algo es claro, el CNI se lleva una gran tarea después del Festival por la Autonomía de los Pueblos Originarios de México. La tarea es mejorar la organización, voltear a ver a las bases y preguntarse dónde está la gente de la comunidad en un evento de dicha importancia. ¿por qué éramos foráneos una gran mayoría? ¿qué necesitan ellxs de nosotrxs? ¿qué necesitamos deconstruir nosotrxs para poder ayudarles? Hay respuesta que necesitan de todxs para responderse, hay esfuerzo que necesitan de todxs, para realizarse.
Me tomó tiempo poder procesar un último punto que en ocasiones pudiese parecer obvio, pero dadas las expectativas que hemos creado en torno a Marichuy, al CNI y todos los pueblos originarios, no está de más recordarlo. Los y las compas del CNI son, a final de cuentas, seres humanos y no el endiosamiento que hemos creado en torno a ellxs con nuestro sesgo moderno. No, no son seres mágicos y perfectos. Son mujeres y hombres valientes que han decidido tomar una nueva vía de lucha y que se equivocaron tal vez en este festival, que se equivocarán tantas veces más, pero que de nada sirve si aquellas personas que se emocionan con la candidatura, no se comprometen con la crítica, pero también con el trabajo.




¿Por qué sentir empatía por dicha propuesta? Porque en este mundo tan desencantado se necesita de símbolos, de colectividades, de movimientos que emerjan para integrarnos a todas, a todos. Se necesita disputarles el futuro a quienes nos han quitado el todo. Nos necesitamos.

Habrá que acompañar al CNI para buscar hacia el 2018 sumar fuerzas con ellxs, porque no es México sin ellxs.