domingo, 6 de marzo de 2016

Mirando en colectivo

Esta entrada surge con la intención de seguir el diálogo con mi amigo Juan Yves, el cual inició con una entrada en su blog VER AQUÍ y terminó -en la misma entrada- haciendo el llamado a generar un nuevo partido que pudiera "articularse de manera viral, esperanzadora y siempre basada en el amor al prójimo y nunca más en la desconfianza ante el vecino."
Retomo esta idea ya que me parece lo suficientemente interesante y polémica -incluso pudiera ser un pensamiento decepcionante o absurdo para otros tantos- como para no retomarla.

Hoy en día las instituciones han perdido su credibilidad, los mexicanos pierden la esperanza y muchas personas se juegan su última carta con las "candidaturas independientes" -lo cual es peligrosamente interesante-. Pero, ¿de qué serviría la creación de un nuevo partido? De nada, tienen razón; las reglas actuales hacen que las intenciones no sean suficientes en el plano institucional y orillan a la verticalidad y hacen ver la voluntad como simple ingenuidad. Ante esta situación la idea de la creación de un partido suena burda y da la impresión de intentar tener un franquicia dentro del jugoso negocio que representa la política en nuestro país.

Ante este planteamiento pareciera doy la espalda a mi amigo Juan y extiendo la mano a la abolición de este sistema desde la vía no institucional. He de confesar que abrazo ambas propuestas, pero confío y prefiero hacer un último esfuerzo desde la vía institucional; sueño con una alegre rebeldía dada en el mandar obedeciendo y construida a raíz de los comunes. Yo como Castoriales, considero que la autonomía es la capacidad de poner en tela de juicio las propias leyes de la existencia. Es la ruptura de la heteronomía y por lo mismo hoy sueño con un partido líquido, una organización no institucional sino simbólica y horizontal en la que todos y todas podamos tener un espacio de encuentro para que nuestro comunes hagan frente a las diferencias que nos separan y tanto nos dañan. Hoy sueño con que podamos unir esfuerzos desde distintos frentes: Sociedad civil, catedráticos, periodistas, comunidades en resistencia, ciudadanos de a pie y tantos millones de mexicanos que estamos hartos. Sueño con un abrazo en miradas en el cual no falten los pasamontañas, las lágrimas y la esperanza, para dejar así la heteronomía y abrir pie a la autonomía.


Es clara la propuesta y mi ilusión: Crear un común punto de encuentro en el que quepan nuestras utopías y el cual sirva para ocupar aquello que nos fue arrebatado. Apostemos a lo colectivo.


Nunca más un país con extinta esperanza y abundante desconfianza. Nunca más al dejar de mirarnos.

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