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martes, 12 de enero de 2016

Reflexiones de un viajero: Colorín colorado...


Nota: Si usted llegó hasta aquí -leyendo las anteriores entradas a esta crónica- le agradezco de todo corazón.



A Tabasco le llaman "El edén" y bien hacen en hacerlo, para muestra de ello el cómo cobija la pachamama lo caminos hacia él.

Mi familia y yo necesitábamos descansar de 7 hras de viaje en carretera y Villahermosa fue nuestro destino, un destino del cual no tengo nada que mencionar. Una total lástima.


Al día siguiente partimos con dirección a la ciudad de Orizaba, Veracruz. 
¿Sabían que es Veracruz la cuna del futbol? O al menos eso pelea Orizaba -cuyo extinto equipo fue el primer campeón en la historia del futbol-. Algo interesante es que el dueño del Club Pachuca es veracruzano y aparentemente el proyecto de "La Universidad el Futbol" fue propuesta antes al gobierno de Veracruz -que en su momento no le interesó- y después encontró cobijo en Hidalgo. 

Dejemos a estas dos ciudades -Pachuca y Orizaba- pelear por ver quién es "la cuna del futbol" y sigamos con la crónica:

Orizaba es -desde mi humilde punto de vista- lo más hermoso de Veracruz. Para muestra de ello el parque Javier Gabilondo Soler "Cri-Cri" que rinde homenaje al compositor oriundo de esta hermosa ciudad con estatuas de La Hormiga con su paraguas, La Patita, El Ratón vaquero, la abuelita, el negrito sandía y el grillo cantor; la hermosura de Orizaba se ve reflejada en el Palacio de Hierro traído de Bruselas y ensamblado con 823,222 tornillos, el Palacio Municipal -que es patrimonio nacional- en el que José Clemente Orozco plasmaría el mural "Revolución Social" y en la calidez de su gente al visitar tan bella ciudad. Para muestra de ello una pequeña selección fotográfica:


Vista desde el teleférico de Orizaba



Vista de la ciudad de Orizaba desde el Cerro del Borrego


Patio central del Palacio Municial de Orizaba




Mural "Revolución Social" de José Clemente Orozco






Palacio de Hierro



Patio central del Palacio Municipal de Orizaba

























Orizaba sería simplemente la antesala de un cierre fenomenal para el #PizzetoRoadTrip2015. Pues a continuación visitaría la tierra que algún día vio a mi hermano llorar ante la danza de los viejitos: Pátzcuaro.


Pátzcuaro tiene una mítica belleza en sus plazas, sus corundas y su atole de guayaba. Pátzcuaro respira en su centro la frescura y hermosura de sus pueblos, la historia que la recorre y la emoción por el futuro, pues el presente... el presente advierte.
Ahí estaba yo una vez más en un lugar que contaba la historia de los de abajo, de aquellos a los que un día decidimos no mirarlos, no escucharlos y no tenderles la mano. Ahí estaba yo viendo la rabia de un pueblo, el hartazgo hacia un gobierno que era cómplice de la catástrofe de sus familias, de sus negocios y de sus vidas. Ahí estaba yo tratando de encontrar en las miradas de las personas la rabia de aquel que busca y no encuentra. Ahí estaba yo, respirando a las extintas autodefensas.

Vista al lago del Zirahuén
Pátzcuaro nos abría paso para ir a un destino cuya hermosura fue capaz de inmortalizar a una princesa en sirena: Zirahuén. Zirahuén cuenta con una resistencia purépecha cuasi extinta según algunos, y basta ver cómo buscan borrar sus mensajes de las paredes, pero estos -los mensajes- resisten a la par de aquellos poetas de la resistencia que pelean con la gallardía meritoria la propiedad de las tierras.
Zirahuén es uno de los recuerdos que mis padres guardan con gran recelo, como se guarda aquello que uno cree que le pertenece y por el que una y otra vez amanece. Zirahuén fue visita obligada por el capricho de mi madre y la complicidad de mi padre. 

"Mágico", así podría describir yo al lago del Zirahuén que guarda la leyenda de la princesa y un gran misterio en torno a la profundidad de este. Mágico resulta el ver que niños te cuenten con tal ahínco la leyenda que sus padres les contaron, o sus abuelos, o tal vez es la única forma de ahí ganar dinero. 

Zirahuén sería -para mi sorpresa- el destino previo al lugar que yo tanto anhelaba ver, visitar, respirar: Cherán.




Para llegar a Cherán pasé antes por San Francisco Pichátaro y Nahuatzen. Mis padres se encontraban algo nerviosos, lo veía en sus miradas y se respiraba en el tenso silencio que hubo durante todo el trayecto. A continuación hablaré un poco de ambos poblados:

San Fracisco Pichátaro

  1. San Francisco no tiene muy buena vialidades que digamos y eso hace que uno no llegue a ver bien el pueblo, lo cual resulta triste pues habían destello de hermosura en él.
    San Francisco también cuenta con resistencia y para muestra de ello en el pasado proceso electoral no permitieron la instalación de casillas, ¿la razón? falta de solución ante la tala clandestina de su bosque -ojo, no olvidemos esta razón-. También el año pasado se manifestaron en la cabecera municipal de Timgambato -a la que pertenecen- por la falta de recursos para Pichátaro. 
  2. Nahuatzen es un caso interesante y que seguramente muchos no habían escuchado de él. En octubre del año pasado los habitantes expulsaron a su presidente municipal acusándolo de complicidad con el crimen organizado -algunos lo comparan con el ex edil de Iguala, José Luis Abarca-, Pero a pesar de los problemas y la falta de autoridad en la entidad no hay nada alarmante por el paso de esta. Al ingresar hay policías de la fuerza rural dándole la bienvenida a uno y también gente sin uniforme que vigilan y sonriente dan el paso. Los caminos son de dos carriles y doble sentido, sin embargo, hay parte donde se corta un carril, ¿la razón? posiblemente un mecanismo de defensa de esta comunidad para poder cerrar paso a quienes presente un peligro para la comunidad.



Pasado esto pudimos ver la entrada a un poblado que se anunciaba con una lona y dos sujetos pertenecientes a la ronda comunitario. Estábamos en Cherán.

Entrada a Cherán
Cherán es la historia de un pueblo que resistió y lucho por una causa en común: Su bosque. La tala clandestina -les dije que no olvidaran esta razón- y el abatimiento de varios habitantes ante la defensa del bosque fueron las razones para que un 20 de abril Cherán sacara a su gobierno para regirse por un Concejo Mayor -autogobernarse, pues-.
Cherán ha mostrado fortaleza en finanzas y una presumible seguridad ante un Estado que ha sido fuertemente golpeado por la inseguridad. Cherán replantea -como el EZLN- las formas de hacer gobierno, pero no sólo eso, lleva a los ojos mediáticos a los indígenas -o nativos, como algunos prefieren llamarles- mostrando la dignidad, la fuerza y la unidad que los caracteriza. Este tipo de movimientos que nos llevan a replantear nuestras formas de vivir, de luchar y de crear unidad son comúnmente creados -al menos en nuestro país- por indígenas, lo cual nos lleva a una gran pregunta: ¿qué sería de nosotros o qué seríamos si aprendiéramos a mirarnos unos a otros?


Pasamos el filtro de entrada en el que le preguntan a uno de dónde viene y a dónde va.

-¿Qué chingados le importa? -podría uno pensar-
-¿Dónde chingados estuviste cuando te necesité? -podría el responder en forma de pregunta-

Uno pasa por las calles y ve en algunas paredes el anuncio de que ahí es una fogata activa. Las fogatas eran el punto de reunión para vigilar a la luz y calor del fuego lo que pasaba en su pueblo; la fogata se convertía en la cocina de la calle y en el encuentro de jóvenes y grandes. Las fogatas terminaron dando calidez a unos y otros al poder mirarse, reconocerse y unirse.
Mural en Cherán

Pero no sólo hay fogatas anunciadas, también el recuerdo de su lucha en murales y mensajes que apuestan por el recuerdo para permanecer unidos y combativos.

La gente transcurre su vida normal. Caminan, respiran, van al tianguis, a la escuela, se enamoran, comen... Todo es normal en Cherán, sólo que ahora lo suelen hacer con mayor seguridad.






Ante el ejemplo de Cherán y el hartazgo de los pueblos, Michoacán se percibe como un punto factible para un levantaminto armado. Las autodefensas fueron un indicio de ello, pero Cherán es tal vez el caso más sólido de lo que pasa cuando el pueblo se levanta.
Habrá que mirar con atención -e informarse por medio alternativos- a Michoacán y sus comunidades. Habrá que tenderles la mano a quienes por un tiempo dejamos de lado.
Foto por: Proyecto Ambulante





Foto por: Radio Fogata


Saliendo de Cherán




Adiós: 

Es para mi todo un placer el haber compartido con ustedes la crónica de mi viaje, pero sobre todo el haberlo vivido con la familia que me tocó. Doy gracias a la vida por permitirme el verme en otros durante mi viaje y a la pachamama por siempre sonreírnos.

Agradezco a mis inspiraciones en la pluma y en el viaje: a los ancianos de Guanajuato por enseñarme a observar; a Moreno Valle por demostrar lo mal que hace el ego; a Veracruz porque a raíz de un decepción puede ver la necesidad que había a mi alrededor; a Javier por darme un nuevo motivo para seguir en lucha; a las comunidades en resistencia por enseñarme -y al mundo- que hay que mirarnos unos a otros. 

Para terminar me gustaría invitarles a buscar un Javier, mirarse unos a otras para verse en otres y mirar sus luchas o sus motivos. Les invito a siempre verse utópicos, utópicas e idealistas porque detrás de las montañas -o de esta hoja- hay alguien que les necesita. Les invito a organizarse, a resistir e incidir no por ustedes sino por les que fueron y les que serán. 




FIN.


Cualquier duda, comentario o sugerencia al siguiente correo: damian.carmona04@gmail.com

@DimePizzeto





martes, 5 de enero de 2016

Reflexiones de un viajero: Yo sólo quería bailar danzón

Favor de leer con esta bella canción:











Pero mi padre decidió que partiríamos a un destino cuyas marimbas son capaces de seducir a cualquiera. "Este torito que traigo..."
Veracruz... ¿Qué ha escuchado usted recientemente sobre este estado?


Entramos por la ciudad de Xalapa para quedarnos maravillados de tan frondosos árboles, tan educada población en cuestión de vialidad y tan presente la demanda social hacia los tres niveles de gobierno en mantas colocadas en domicilios o alumbrado público. Efímero fue mi paso en esta ciudad, pues nos esperaba el cuatro veces Heroico Puerto de Veracruz.
Faro "Venustiano Carranza"
Yo ya había visitado en más de una ocasión Veracruz -en mi mente-. Había bailado danzón en el puerto con una señora de avanzada edad que guiaba mis pasos suavemente mientras la marimba sonaba en una mesas de los restaurantes de la zona, las aves pasaban y escuchaba algún zapateado dos cuadras atrás.
A Veracruz la había perdido en el concurso "La Juventud y la Mar" en el cual había escrito y descrito mi anhelo en prosa, con tal ahinco que me esperaba triunfador en tierras jarochas.
A Veracruz la anhelaba desde hace tiempo, la anhelaba como aquel que ve el tiempo perdido, el ser difunto y la rosa marchita. Marchita, esa palabra...

El puerto me recibía con gran calor y no sé si al calor culpar de mi decepción. Marchita, así quedaba mi Veracruz querida. Marchitos quedaron mis recuerdos, mis anhelos, mis versos.
A Veracruz lo salva su gente, su comida, su "Torito". A Veracruz lo habían dejado a su suerte, decadente, con su centro histórico en una agonía prominente, anhelando no fuese permanente.

Portal de H. Ayuntamiento de Córdoba
El puerto lucía olvidado, en ocasiones atiborrado de turismo y diversos sonidos, pero el danzón esa noche se hizo ausente.


- ¡Jefe, le vengo ofreciendo los relojes 100% piratas!- Nos decía un señor en el zócalo mientras tratábamos de platicar.

- ¿Le ofrezco la botana, mami?- Nos ofrecían por allá.


Mis padres, molestos por no poder charlar sin que alguien llegara a ofrecerles lo mismo que le ofrecieron hace dos sujetos o minutos. Yo me limitaba a sonreír y decir "no" mientras algo me iba haciendo eco en mi interior. No sabía si era el Torito que me estaba tomando - quienes me conozcan sabrán mi flaqueza ante el alcohol- o mis ganas de llorar porque nadie estaba bailando danzón.



Comimos en Córdoba, tratando de quitarnos el mal sabor de boca que nos había dejado Veracruz y anhelando un Coatzacoalcos en su máximo esplendor. De pronto, me paré a pensar: ¿por qué tanto reclamo popular? Vi las noticias y los pensionados había sido golpeados por policías estatales; vi una detención en plena carretera; vi gente de la marina en una plaza, soldados patrullando las calles; vi las carreteras y noté que estaban en pésimo estado; recordé el malecón y vi necesidad en el hecho de que no pudiese uno estar sentado un minuto sin que le ofrecieran alguna mercancía.


Caseta de cobro a la que llegábamos, una ola de vendedores se acercaban a los carros. 20 creo haber visto, o tal vez más. En la carretera no pasaban 200 mts sin que uno viera un puesto de "Toritos", café o jugo de piña. La pregunta obligada era: ¿Cuánto tiempo llevan esas personas ahí?- y de ahí me llevaba a otra pregunta- ¿Ya habrán comido?


Por la noche llegamos a Coatzacoalcos del cual no pude ver mucho, así es que no diré nada... Les dejaré algunas fotos que me sorprendieron de Coatzacoalcos a mi partida por la mañana:



Murales en departamentos sobre el malecón



























Vista desde el malecón de Coatzacoalcos




No dejaban de pasar por mi cabeza esas preguntas, esas personas y esas luchas que aparentemente se ven ahora en una Guerrilla en Veracruz - aunque el gobierno lo desmiente-. Y no dejará de pasar por mi mente tampoco esa triste decepción de no poder bailar danzón, de sólo ver la danza del vendedor.


"Alerta independiente" en Xalapa

Anuncio en vehículo de la marina en Boca del Río



"Torito" bebida típica


Pero había llegado la hora de irnos a lo que sería el destino final, ya era hora de llegar a la tierra "Verde", a la tierra de la Rebeldía, a la de la dignidad indígena...






Para ver más fotografías del viaje pueden hacerlo en mi cuenta de Instagram: Pizzeto11. Y para cualquier duda, comentario o sugerencia en mi correo: damian.carmona04@gmail.com



Continuará…